Era la hora más calurosa del día. Aquélla en la que dicen que hasta las piedras se derriten, por eso él siempre elige esta hora. Su acordeón gime canciones de amor. Todas hablan de ella. De su pálida desnudez, de sus labios marchitos, de su corazón mudo, de sus manos ciegas. También hablan de esquinas, de nubes y de madreselvas. Las canciones van y vienen. Vienen y van. Pero la mujer que ama ni ríe ni llora. Ella sigue siendo de piedra.
Texto e imagen: Ana S. ©.
Música: Arto Tuncboyaciyan - One Moment Of Silence
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