Mientras los hombres cruzan los anchos mares y los estrechos que los separan, la dulce Filomena vive encerrada sin poder relacionarse con nadie. No es de extrañar que haya aprendido el lenguaje de las aves y que todos los días tenga sesudas conversaciones acerca de la vida, la muerte y alguna otra cosa sin importancia con los pájaros que suben a verla desde el jardín. Hablar la distrae. Lo necesita como el agua o el pan.
Tanto silencio no puede ser bueno.
Texto e imagen: © Ana S
Música: Chris Isaak I'm so lonesome I could cry
https://www.youtube.com/watch?v=3W3bLCjW1HE