Una lechera llevaba en la cabeza un cubo de sueños recién ordeñados y caminaba hacia su casa entre nubes. "Como estos sueños son muy buenos", se decía, "darán para mucho soñar. Batiré muy bien las fantasías hasta que se conviertan en quimeras dulces y sabrosas, que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero, me compraré un canasto de espejismos y, en cuatro días, tendré mi cabeza llena de ilusiones, que se pasarán el verano piando en la mente. Cuando empiecen a crecer, las venderé a buen precio, y con el dinero que saque me compraré una imaginación nueva de color verde, con tiras bordadas y un gran lazo en la cintura. Cuando la vean, todos se morirán de envidia. Me la pondré el día de la fiesta mayor, y seguro que se palearán por bailar conmigo al verme. Pero no voy a decirles que sí de buenas a primeras. Esperaré a que me lo pidan varias veces y, al principio, les diré que no con la cabeza. Eso es, les diré que no: "¡Así!"
La lechera comenzó a menear la cabeza para decir que no, y entonces el cubo de sueños cayó al suelo, y la tierra se tiñó de blanco. Así que la lechera se quedó sin nada: sin fantasías, sin quimeras, sin espejismos, sin ilusiones, sin imaginación y, sobre todo, la muy imprudente, se quedó sin ganas de seguir soñando.
Texto e imagen: Ana&Rquía.© Música:Ali Farka Toure´ & Toumani Diabate “In The Heart Of The Moon"
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