viernes, 31 de mayo de 2013

George Moustaki se ha ido para ir a ver brillar una nueva estrella.

 

Yo declaro el estado de felicidad permanente y el derecho de cada uno a todos los privilegios. Digo que el sufrimiento es un sacrilegio cuando hay para todos rosas y pan blanco.

Impugno la legitimidad de las guerras, la justicia que mata y la muerte que castiga, las conciencias que duermen en el fondo de su cama, la civilización en brazos de los mercenarios.

Observo morir este siglo que envejece. Un mundo diferente reaparecerá de sus cenizas pero ya no basta simplemente con esperarlo: Lo esperé demasiado. Lo quiero ahora.

Que mi mujer sea bonita a cada hora del día sin tener que disimularlo bajo el maquillaje y que no haya que dejar para más tarde el deseo que tengo de ella y de hacerle el amor.

Que nuestros hijos sean hombres, no sólo adultos y que sean lo que queríamos ser antes. Que seamos hermanos camaradas y cómplices en vez de ser dos generaciones que se insultan.

Que nuestros padres puedan finalmente emanciparse y que tengan tiempo de acariciar a su mujer después de toda una vida de sudor y lágrimas, y de los períodos de entreguerras que no eran la paz.

Yo declaro  el estado de felicidad permanente sin que sólo sea palabras con música, sin esperar que venga el tiempo mesiánico, sin que se vote en ningún Parlamento.

Digo que, en adelante, seremos responsables. No daremos cuenta a nadie y a nada y transformaremos la casualidad en destino. Solos a bordo y sin amo y sin dios y sin diablo.

Y si quieres venir, pasa la pasarela. Hay sitio para todos y para cada uno pero nos queda por hacer camino para ir a ver brillar una nueva estrella.
 
Texto: George Moustaki
Imagen: Ana&Rquía.©