Aristóteles dijo de la voz
que era un soplo, un “aire semántico”. No solo un grito. Ese aire decía cosas,
señalaba los árboles, los mares, las estrellas. Y ese soplo empezó a llenarse
de deseos, de sueños, de sentimientos. Insuflaba alegría y esperanza. Creaba
libertad.
Texto: Emilio Lledo
Imagen: Ana&Rquía.©
Música: Pink
Martini - Over The Valley