Me advirtieron que no me enamorara de nadie de otra especie. Que el Hada Azul no existía y que Pinocho era simplemente un cuento, pero ¿acaso mis antepasados no sintieron el mismo crujir de la madera que yo ahora siento ante el hechizo el amor? La amo. Todos los días entra detrás de nuestra dueña, asoma tímidamente su hocico de princesa, mueve su cola y me ladra con amor los buenos días.
Texto e imagen: Ana&Rquía.©