Sí,
lo confieso, tengo el «síndrome de la cabaña». Pero no es de ahora. Lo llevo
arrastrando desde que quedé fascinada con Thoreau y su libro Walden, o La vida
en los bosques. A él le habían aconsejado:”Vete, construye una cabaña y
comienza el gran proceso de devorarte a ti mismo”. Y la construyó: “Fui a los
bosques porque quería vivir solo, deliberadamente, para afrontar los hechos
esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que tenía que enseñar y no
descubrir, a la hora de la muerte, que no había vivido. No quería vivir lo que
no era vida, ni quería practicar la renuncia, a menos que fuese necesario.
Quería vivir profundamente y extraer toda la médula a la vida, vivir de una
forma tan intensa y espartana que pudiese prescindir de todo lo que no era
vida... “
Yo
llevo siglos devorándome a mi misma. Quizá por eso estoy en los huesos. Pero no
fue en los bosques donde construí mi cabaña.
No en los bosques en sentido estricto. Sino el sentido metafórico. Esos
bosques profundos y oscuros que habitan nuestra alma.
En
cuanto a las personas que, en tiempos de Pandemia, creen padecer el “síndrome
de la cabaña”, solo quiero recordarles que, el Miedo nace porque nos protege,
es nuestro aliado, no un enemigo.
Texto:
H. D. Thoreau y Ana&Heterónimas.
Imagen:
Ana&Heterónimas.©
Música:
Rodrigo Leao - Sleepless Heart https://www.youtube.com/watch?v=LKvH8mz-Jz4