Los discípulos
de Goebbels se multiplican como ratas. Y no necesitan repetir una
Mentira mil veces para que se convierta en Verdad. No. Las mentes se han
fanatizado de tal manera que solo les falta decir: “Te alabamos señor”. O señora, porque, desgraciadamente, en este
sentido las señoras gastan un morro tal, que no sé como les caben las
mascarillas en la cara. Y lo más infame
es que no paran de gritar. Como si la fuerza y la frecuencia del grito les
diera la razón. A esto se añade la impotencia de muchos ciudadanos que sienten
como si tuvieran una correa tan apretada
en su cabeza que les impide hablar.
Texto
e imagen: Ana&Heterónimas.©
Música:
Alemania años 30